Ayer no tuve ganas ni tiempo para contaros mi aventura, fue un dia verdaderamente agotador.
El dia comenzo de forma perfecta, nos levantamos de un descanso nocturno reparador y fuimos directos sobre un Tuc Tuc a visitar el Templo del Loto, precioso edificio donde convergen todas las religiones en una
agradable meditacion. Despues nos dirigimos a Humayan Tum y de ahi a Birla House, casa en la que Ganghi vivio sus ultimos 144 dias y de ahi nos regalamos un paseo por los jardines Lodhi. Un paseo en barca de pedales por un rio dio final a la perfecta manana (si, lo se! le falta el palito a la n). Con tiempo suficiente nos fuimos a recoger nuestras mochilas y enfilar nuestros pasos a la estacion de tren desde donde partiriamos a Varanasi, la ciudad sagrada del Ganges, un lugar muy esperado por nosotros. Pero.... fue del todo imposible, despues de cinco horas recorriendo la estacion de anden en anden, de preguntar a decenas de personas (supuestos trabajadores de la estacion) y vivir en carne propia el caos inexplicable para el que no lo ha vivido de una estacion ferroviaria de una gran ciudad india, tuvimos que volver sobre nuestros pasos y buscar una nueva solucion. Hablamos con un grupo de espanoles que nos dios indicaciones y entramos en una agencia de viajes para comprobar todas las opciones, barajamos tomar un avion (carisimo para el dia siguiente), colarnos en el ultimo tren con destino a Varanasi y sobornar al revisor (suena arriesgado, pero sabemos de personas que lo han hecho) y contratar un coche. Al final y despues de dos horas mas dandole mil vueltas a todo, intuimos que el agente nos estaba timando y tiramos la toalla. Bien tarde buscamos hotel y decidimos olvidar los acontecimientos y buscar la solucion a la siguiente manana.
Pero sobre una hora despues, Vero comenzo a sentirse mal, y pase de verla con una simple revoltura a encontrarla en el aseo durante toda la noche vomitando, con descomposicion y muchas veces tirada en el suelo del mismo con muchos dolores. Pablo no quiso quedarse corto y la acompano en su causa, menos mal que sus nausias se turnaron y pudieron entrar en el bano por turnos. Los tres pasamos la noche despiertos.
Mi conclusion es que todas las cosas suceden por algo. Si hubieramos subido a ese tren y la efermedad les hubiera sobresaltado en el, las consecuencias no quiero ni pensarlas. Durante todo el dia no encontramos mas que inconvenientes para no subir a ese tren ni a ningun otro. Amigos, cuando la intuicion no deja de enviarles senales de alarma hay que detenerse, respirar hondo y escucharla atentamente, no suele equivocarse. Asi pues le estoy muy agradecida a que o quien nos estuvo mandando tantisimas senales para que cambiasemos nuestro rumbo.
Manana a las cinco de la madrugada partiremos en coche para Jhansi, donde retomaremos el plan original.
De momento me quedo con un Delhi ruidoso, sucio y masificado, pero tambien lleno de color y de vida, importante saber ver las dos caras de una moneda y no tratar de mezclarlas ni de cambiar su apariencia.
El dia comenzo de forma perfecta, nos levantamos de un descanso nocturno reparador y fuimos directos sobre un Tuc Tuc a visitar el Templo del Loto, precioso edificio donde convergen todas las religiones en una
agradable meditacion. Despues nos dirigimos a Humayan Tum y de ahi a Birla House, casa en la que Ganghi vivio sus ultimos 144 dias y de ahi nos regalamos un paseo por los jardines Lodhi. Un paseo en barca de pedales por un rio dio final a la perfecta manana (si, lo se! le falta el palito a la n). Con tiempo suficiente nos fuimos a recoger nuestras mochilas y enfilar nuestros pasos a la estacion de tren desde donde partiriamos a Varanasi, la ciudad sagrada del Ganges, un lugar muy esperado por nosotros. Pero.... fue del todo imposible, despues de cinco horas recorriendo la estacion de anden en anden, de preguntar a decenas de personas (supuestos trabajadores de la estacion) y vivir en carne propia el caos inexplicable para el que no lo ha vivido de una estacion ferroviaria de una gran ciudad india, tuvimos que volver sobre nuestros pasos y buscar una nueva solucion. Hablamos con un grupo de espanoles que nos dios indicaciones y entramos en una agencia de viajes para comprobar todas las opciones, barajamos tomar un avion (carisimo para el dia siguiente), colarnos en el ultimo tren con destino a Varanasi y sobornar al revisor (suena arriesgado, pero sabemos de personas que lo han hecho) y contratar un coche. Al final y despues de dos horas mas dandole mil vueltas a todo, intuimos que el agente nos estaba timando y tiramos la toalla. Bien tarde buscamos hotel y decidimos olvidar los acontecimientos y buscar la solucion a la siguiente manana.
Pero sobre una hora despues, Vero comenzo a sentirse mal, y pase de verla con una simple revoltura a encontrarla en el aseo durante toda la noche vomitando, con descomposicion y muchas veces tirada en el suelo del mismo con muchos dolores. Pablo no quiso quedarse corto y la acompano en su causa, menos mal que sus nausias se turnaron y pudieron entrar en el bano por turnos. Los tres pasamos la noche despiertos.
Mi conclusion es que todas las cosas suceden por algo. Si hubieramos subido a ese tren y la efermedad les hubiera sobresaltado en el, las consecuencias no quiero ni pensarlas. Durante todo el dia no encontramos mas que inconvenientes para no subir a ese tren ni a ningun otro. Amigos, cuando la intuicion no deja de enviarles senales de alarma hay que detenerse, respirar hondo y escucharla atentamente, no suele equivocarse. Asi pues le estoy muy agradecida a que o quien nos estuvo mandando tantisimas senales para que cambiasemos nuestro rumbo.
Manana a las cinco de la madrugada partiremos en coche para Jhansi, donde retomaremos el plan original.
De momento me quedo con un Delhi ruidoso, sucio y masificado, pero tambien lleno de color y de vida, importante saber ver las dos caras de una moneda y no tratar de mezclarlas ni de cambiar su apariencia.
Tu lo dices muy bien, cuando hay señales hay que hacerlas caso... y las cosas suceden por algo...
ResponderEliminarMucho ánimo para los 3!
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